El pasado lunes 15 de enero conmemoramos la vida del Dr. Martin Luther King, Jr. 

El Dr. King hablaba a menudo de la «ineludible red de mutualidad».  En muchas de sus cartas, el Dr. King señalaba que nuestra humanidad compartida estaba ligada a nuestro éxito compartido como sociedad. En su sermón del 7 de enero de 1968, expresó esta interconexión de la siguiente manera: «Porque nunca serán  lo que deberán  ser hasta que ellos sean lo que deben ser».

A menudo recuerdo las palabras del Dr. King. Dr. King–al igual que el fundador de Fe y Alegría, el P. José María Vélaz, S.J.–estaba convencido de que el camino hacia la paz duradera, la paz verdadera, se forja a través de la educación. Ambas personas, consecuentes y profundamente espirituales, creían que la educación no era un acto de aprendizaje memorístico, sino una herramienta para el cambio social. En palabras del P. Vélaz, “La misión de Fe y Alegría no es hacer escuelas, sino transformar con la educación, las
estructuras sociales.»

Ese es el papel de los programas educativos jesuitas. La educación de mujeres y hombres para y con los demás, capaces de ser protagonistas de su desarrollo individual y comunitario. Una educación anclada en un profundo compromiso con la justicia social y la dignidad humana.

Las redes educativas jesuitas, como Fe y Alegría, entienden que la educación es un derecho humano fundamental, un bien público y una responsabilidad pública. Junto con los ministerios nacionales de educación, trabajan juntos para priorizar y garantizar la accesibilidad a una educación de calidad para todos, trascendiendo cualquier forma de barrera.

Jesuit education networks, like Fe y Alegría, understand that education is a fundamental human right, a public good, and a public responsibility. Together with national ministries of education, they work together to prioritize and ensure accessibility to quality education for all, transcending any form of barrier. Junto con Magis Américas, nuestros socios trabajan para crear alianzas entre múltiples partes interesadas que aúnen las asociaciones público-privadas en apoyo de una educación de calidad e inclusiva.

Para estas alianzas es crucial nuestra convicción compartida de que la educación de calidad e inclusiva es clave para

  • garantizar la igualdad de oportunidades
  • cuidar nuestro hogar común, la Tierra
  • promover la tolerancia y la diversidad
  • fomentar la participación ciudadana
  • capacitar a las personas y a las comunidades para que se conviertan en protagonistas de su propio desarrollo

Lo más fundamental, sin embargo, es nuestra firme convicción de que la educación es la clave para acceder y disfrutar de todos los demás derechos humanos y que, más que ninguna otra cosa, es el eje de una paz duradera.

Al conmemorar el sexto Día Internacional de la Educación, me siento honrado de caminar junto a ustedes, y junto a tantas otras personas, que trabajan por unas sociedades más justas mediante programas educativos que promuevan el cambio social y una paz duradera. Muchas gracias.